Under Armour es reconocida en el mundo deportivo, desde sus comienzos, por su indumentaria. Desde el día que se metió en la guerra del calzado debió luchar para asomar la cabeza entre tantas marcas y opciones.
En estos años tuve la opción de probar varios modelos de UA que me gustaron pero no me “volaron la peluca”. Recién cuando la keniata Sharon Lokedi ganó el maratón de Nueva York -en su estreno en los 42K- con las también debutantes Flow Velociti Elite me despertó el interés de conocer y probar las primeras zapatillas de Under Armour con placa de carbono.
Los 15K, que la marca norteamericana organizó en Palermo, fue la excusa perfecta para comenzar a testearlas. La noche anterior a la carrera las calcé por primera vez y el domingo 9 de junio sumé 20 kilómetros con un progresivo de 15K que me regaló muy buenas primeras sensaciones (y ritmos por encima de lo previsto).
Desde que el carbono incursionó en el planeta running, cada marca tomó un enfoque diferente. Lejos del maximalismo y los cortes filosos, Under Armour se tomó su tiempo para redondear un modelo con ADN propio.
El diseño se destaca desde la capellada; las “Elite” son el upgrade de las Velociti Wind. El upper traslúcido de Warp 2.0, permite ver la media que se lleva puesta. Ligero y ventilado, cuenta con unas cintas en forma de telaraña que sujetan el pie a la perfección sin importar el ritmo de carrera. En la zona del talón, un contrafuerte aporta estabilidad y protección al talón y Aquiles.
Como detalle, en aquel primer uso, que me obligó a tirarme agua en más de un puesto de hidratación, la plantilla de TPE reciclado, chapoteó un poco más de lo esperado para un calzado de estás características.
La mediasuela de las Flow Velociti Elite es una fiesta, no solo para correr a ritmos altos, sino también en los trotes gentiles. Under Armour no se subió al tren del maximalismo y decidió presentar un calzado con perfiles clásicos (39 mm en el talón y 31 mm en la puntera y con un drop de 8 mm).
La espuma Pebax combinada con la amortiguación UA Flow maridan en un justo balance para brindar un tacto suave y firme a la hora de fondear. Cuando toca apretar el acelerador, la placa de carbono que recorre la zapatilla en su totalidad, se vuelve reactiva y eficaz.
¿Cómo lo podemos comprobar? ¡Pues andando!
Tanto en las entradas en calor y vueltas a la calma de los trabajos de intensidad, como en las corridas a ritmo controlado, las pasadas cortas y largas, y los aprontes de distancia, el ritmo aumenta y las pulsaciones bajan. Eso se traduce en mayor economía de carrera y mejor performance al mismo tiempo.
Eso sí, a diferencia de otros modelos con placa de carbono, no es que el pie MANDA y se sale desbocado, sino que el progreso en sustentable a lo largo del trabajo a realizar. Sumado a eso, los ritmos suaves son placenteros; la geometría del calzado hace que la placa no se vuelva una tortura.
La suela, para sorpresa de muchos, no posee caucho. Como “equipo que gana no se toca”, la influencia de las Velociti Wind se vuelve a manifestar en las Elite. La goma del chasis al contacto con el piso es super adherente y no presenta prematura degradación. El impacto con el asfalto es suave, incluso al pegarle duro en 5 mil metros, tanto seco como mojado.
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En conclusión, las UA Flow Velociti Elite son una verdadera gozada para competir, mover la máquina y sumar volumen en los fondos, sobre todo en circuitos amplios que eviten retomes en U y curvas cerradas (falencia que, en mayor o menor medida, tienen todos los calzados con placa de carbono).
Un zapatillón que, además de incorporar tecnología y diseño, se amiga con el clasicismo; que innova pero se ubica en el presente lejos de la radicalización absurda y el exceso.
La primera versión de las Elite abre el juego para nuevos modelos y versiones de la familia de running de la marca estadounidense.
Espero que, a medida que sigan pasando los kilómetros, se comporten cada vez mejor a la espera de la versión 2 y con la esperanza que UA busque nuevos caminos dentro de esta demandante categoría.
